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Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento- Ezequiel
Ezequiel es, con Isaías, Jeremías y Daniel, uno de los cuatro profetas “mayores” de la tradición bíblica. Era sacerdote de Jerusalén. Y el año 597 a.C., antes de la destrucción del templo, que tuvo lugar diez años después (587 a.C.), fue desterrado a Babilonia donde recibió el llamado de Dios (el 593 a. C.), centrado en la visión del carro o trono de Dios (Mercabá: cf. Ezequiel 1-3:10), que ha marcado la historia posterior de la experiencia bíblica. Muchos rabinos y estudiosos judíos han considerado esta visión y esos capítulos de Ezequiel como el centro de la Biblia: por el conocimiento secreto de Dios que revelan, por la experiencia más alta que implican, y por el influjo que han tenido en la tradición “mística”, especialmente a través de la Cábala.No menos importancia reviste su visión del valle de los huesos secos y de la “resurrección” (Ezequiel 37), que ha influido decisivamente en la esperanza activa de la apocalíptica judía y cristiana. O las visiones de la restauración del templo y de la tierra prometida (Ezequiel 40-48), que concuerdan con el Apocalipsis de Juan.
Por su reacción ante el pecado del pueblo y manera de anunciar y preparar su restauración, el libro de Ezequiel puede entenderse como la culminación de la profecía antigua de Israel, como testimonio y principio del judaísmo posterior y, en cierto modo, del cristianismo. Isaías y Jeremías pueden ser a veces más brillantes, pero no han elaborado una teología unitaria, una visión de conjunto de la historia de la salvación y del misterio de Dios, como la de Ezequiel. Solo un buen comentario de Ezequiel puede hacernos comprender estas cosas.
La versión española actualizada que nos aporta Xabier Pikaza del Biblischer Kommentar über den Propheten Ezechiel, es una verdadera joya de la exégesis bíblica: científica y pastoral, una exposición amplia y documentada del contexto histórico, y un análisis filológico exhaustivo del texto original hebreo, aunque accesible sin necesidad de dominar académicamente esa lengua. Pero ante todo señalando de manera especial su relación y encaje con el Nuevo Testamento, y su aplicación práctica en la época actual.
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Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Isaías
El Comentario al texto hebreo de Isaías de Franz Delitzsch es una obra extraordinaria. Y no sólo por su aporte exegético en el plano filológico, sino también en el histórico-cultural. Delitzsch presenta el texto de Isaías como uno de los pilares básicos de la cultura de occidente. Afirma que el libro de Isaías es esencial para entender el Antiguo Testamento: sin el no habría judaísmo rabínico, no existiría el cristianismo, ni tampoco el humanismo moderno, que ahonda las raíces de sus esperanzas utópicas en las demandas sociales expresadas con inigualable sensibilidad poética por el llamado el profeta evangélico.Manteniéndose siempre fiel al texto escrito, a fin de conocerlo por dentro, no sólo en su forma, sino en su contenido, es decir, en su mensaje, Delitzsch se adentra en un análisis profundo de Isaías como exégeta cristiano, pero sin perder de vista su trasfondo judío. Interpreta el mensaje profético desde la perspectiva evangélica, sin olvidar la perspectiva israelita, lo cual aporta al comentario, como valor añadido, la riqueza inmensa de la exégesis rabínica., que es esencial.
En lo que hace al contexto histórico muestra unos conocimientos prodigiosos de lo ocurrido en los años que van desde la vocación del profeta, (hacia el 740 a.C.), hasta la victoria de Ciro y de los persas sobre Babilonia (539 a.C). (con), dejando el camino abierto de la restauración israelita. Dos siglos clave en la historia de la humanidad que marcaron el nacimiento de occidente, no sólo con el “imperio” egipcio y el asirio, el babilonio y el persa, sino con el despliegue (caída y restauración) de Israel y de los pueblos de su entorno (sobre todo los fenicios y siro/arameos, con los moabitas, idumeos y los árabes).
En los aspectos lingüísticos su enfoque es totalmente novedoso. Lleva a cabo un intenso trabajo comparativo con otros idiomas y culturas del entorno, situando el hebreo bíblico de Isaías dentro de la tradición viva de las lenguas semitas y, en esa línea, destacando los paralelismos con el arameo/siríaco y, sobre todo, con el árabe que, a su juicio, ayuda mucho para entender ciertos vocablos el lenguaje y mensaje del profeta. Delitzsch no era sólo un especialista en hebreo, sino también en árabe, y eso le permite situar el texto bíblico dentro de la tradición ininterrumpida de las lenguas semitas, en un plano no sólo filológico, sino también histórico, sin olvidar los posibles paralelos, aunque ya más lejanos, con las lenguas indoeuropeas.
Con respecto a las grandes traducciones históricas, interpreta Isaías no sólo en el texto hebreo masorético y dentro del contexto total de la Biblia Hebrea (algo que considera fundamental), sino también de otras grandes versiónes, como griega de los LXX; las traducciones griegas antiguas de Aquila, Teodoción y Símaco; la Misná y el Talmud; y los grandes comentaristas antiguos y medievales como Aben-Ezra y Rashi, Kimchi y Rassi, Saadía y Gikatilla, por poner sólo unos ejemplos.
Y finalmente, en lo que atañe a la crítica, Delitzsch opta por una lectura unitaria de Isaías: por convencimiento y por fidelidad a la tradición judeo-cristiana; a pesar de que en algún momento se muestra dispuesto a dar un paso admitiendo la posibilidad de que el libro hubiera sido escrito en varios momentos, por varios autores. Pero afirma, en este sentido, que el hecho de que Isaías hubiera sido escrito por tres autores distintos, no iría en detrimento del mensaje ni de la fe cristiana; aunque reitera que es preferible seguir pensando que es obra de un solo autor, de un profeta genial e inspirado que interpreta la obra de Dios desde su propio tiempo y predice desde su vivencia y “videncia” profética el futuro de la humanidad.
Sin lugar a dudas, uno de los comentario más completos, eruditos y documentados sobre Isaías que se haya escrito jamás, en un formato asequible a cualquier lector de nivel medio. A partir de ahora, quién tenga la necesidad profesional, o el simple deseo de profundizar en el mensaje clave del profeta evangélico, cuenta en español con una herramienta académica excepcional.
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Historia Eclesiástica de Eusebio: Siglo I hasta el siglo III
¿Qué sucedió realmente tras la muerte de los apóstoles, testigos privilegiados de Jesucristo? ¿Cómo afrontó el cristianismo la cultura grecorromana? ¿Cuál fue el alcance y significado de las persecuciones? ¿Qué supuso la conversión de Constantino para la Iglesia?
Salvo los túneles de las catacumbas, las reliquias y algunos documentos sueltos, poco nos quedaría para poder conocer e investigar con exactitud los avatares del cristianismo primitivo de forma ordenada, con toda riqueza de detalles, de no haber sido porque la Providencia de Dios levantó, como hace siempre, el hombre adecuado en el momento preciso: Eusebio de Cesarea, considerado «el Padre de la Historia de la Iglesia».
Aunque se desconoce con exactitud su procedencia (su nacimiento se calcula alrededor del año 255 d.C), las primeras referencias que tenemos de el lo colocan en Cesarea (de aquí el apodo que se añade a su nombre), ocupado en las tareas pastorales. Era un hombre amante de los libros, y uno de sus objetivos principales fue ampliar y enriquecer la importante biblioteca que había fundado Origenes en esta ciudad que tenía ya cerca de ¡30.000 volúmenes!, y que fue puesta bajo su cuidado.
Eusebio escribió numerosos libros de apologética, de doctrina y de geografía bíblica –como su famoso «Onomasticón», en el cual hace una relación ordenada de los principales lugares de Palestina y los identifica. Pero su obra magna fue la conocida Historia Eclesiástica, que le consagró como el primer historiador cristiano. La mayor parte de los documentos de patrística, –crónicas y obras apologéticas, escritas durante los 250 primeros años de existencia de la Iglesia para tratar de defenderse de las persecuciones imperiales y contener el avance de herejías nacientes– se hubieran perdido en medio de la situación adversa en que las comunidades cristianas luchaban por sobrevivir, de no haber sido porqué, Eusebio, se dedicó ha realizar un recuento de ellos y a escribir un relato ordenado de los acontecimientos de la Iglesia Primitiva, desde los tiempos de Cristo hasta la época de Constantino.
El propio Eusebio nos explica el plan y propósito de su obra con estas palabras:
«Me he propuesto redactar las sucesiones de los santos apóstoles desde nuestro Salvador hasta nuestros días; cuantos y cuan grandes fueron los acontecimientos que tuvieron lugar según la historia de la Iglesia y quienes fueron distinguidos en su gobierno y dirección en las comunidades mas notables...añadiré a todo esto los incidentes que sobrevinieron a todo el pueblo judío desde el momento de su complot contra nuestro Salvador, y también de los paganos que lucharon contra la palabra divina así como la grandeza de los que en su tiempo atravesaron el martirio. Por tanto daré comienzo a esta obra partiendo de la dispensación de nuestro Salvador y Señor Jesús, el Cristo de Dios...pues quién pretenda redactar los origenes de la historia eclesiástica será necesario que empiece con la primera dispensación de Cristo mismo, ya que de El tenemos el honor de recibir su nombre...así pues, pedimos a Dios su dirección y la ayuda del poder del Señor...ya que hasta el momento presente somos los primeros en entrar en esta labor como intentando seguir un sendero desierto y sin hollar...»
Impresiona pensar que estas palabras fueron escritas por Eusebio apenas tres siglos después de la muerte de Cristo, en una epoca en la que la sangre de los mártires estaba tierna aún en circos y cárceles imperiales.
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¿Puede la ciencia explicarlo todo?
El pensamiento común en los círculos universitarios y académicos actuales es que la ciencia ha demostrado la inexistencia de Dios y ha convertido en irrelevantes las afirmaciones de la Biblia. Un paradigma que causa graves conflictos de identidad en numerosos estudiantes cristianos, que se ven en la tesitura de tener que compaginar lo que escuchan en la iglesia con lo que aprenden en el aula.
John Lennox, reconocido matemático, científico, filósofo, y escritor cristiano, nos dice:
«He escrito este libro como respuesta a muchos jóvenes y adultos que me han pedido una introducción al debate sobre Dios y la ciencia más accesible que mi libro “¿Ha enterrado la ciencia a Dios?”; y que tratase de forma más concreta la relación entre el cristianismo y la ciencia en lugar de limitarme a las evidencias sobre la existencia de Dios. Espero que este libro responda a sus peticiones».
En sus páginas ofrece una forma novedosa de ver la ciencia y el cristianismo que disipa los conceptos erróneos comunes sobre ambos. Demuestra que no solo no se oponen, sino que pueden y deben ir de la mano para brindarnos una visión integral más completa del universo y el significado de nuestra existencia.
Redactado en términos sencillos, pero sin pecar de simplista, expone hábilmente la racionalidad de las creencias cristianas apoyándose en las evidencias que proporciona la ciencia.
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Pack Comentario al texto Hebreo del A.T.
Una colección de referencia del texto hebreo en exégesis bíblica, indispensable en la biblioteca de todo líder cristiano.