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Jonathan Edwards
Esta obra es un instrumento tremendamente útil que beneficiará tanto su intelecto como su espíritu. Habla de Jonathan Edwards, un teólogo norteamericano del siglo XVIII, un personaje que ha conformado en gran medida la vida intelectual y religiosa de muchas personas hasta nuestros tiempos, y que ha influido en ella.
En este estudio, el profesor Simonson se centra en diversas maneras esenciales para comprender y describir el camino a la salvación tal como lo expuso Edwards, incluyendo la narrativa, la experiencia y, un rasgo aún más distintivo de Edwards, "los afectos". -
La predicación en el siglo XXI
La enseñanza y la práctica de la predicación en la América de habla hispana están en una encrucijada. La realidad que enfrenta la Iglesia de Jesucristo a comienzos del siglo XXI nos obliga a evaluar, a examinar y a transformar nuestra manera de predicar el Evangelio.Quienes ejercemos el ministerio de la predicación a comienzos del siglo XXI debemos desarrollar nuevos modelos homiléticos que nos ayuden a comunicar el Evangelio de manera efectiva. Estos nuevos modelos deben reflejar los avances tanto en el mundo de la teología contemporánea como el de la comunicación del Evangelio. Este es, precisamente, el propósito de este libro.
Ofrecemos esta obra única con la esperanza de ayudar tanto a quienes practican como a quienes enseñan el arte de la predicación a comienzos del siglo XXI. De hecho, como dice el autor, creemos que todas estas ideas sobre los distintos cambios y avances en el estudio y la práctica de la predicación pueden señalar el camino a seguir para el desarrollo de una homilética pertinente para la realidad de todo el pueblo de habla latina en ambos hemisferios. -
Colección Curso de Formación Teológica Evangélica
14 tomos con el Curso de Formación Teológica Evangélica de primer nivel completo
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22. ¡Alégrense las naciones!
Esta acreditada obra de John Piper es utilizada masivamente como libro de texto de misiones en Seminarios e Institutos Bíblicos, y de la misma se han vendido ya hasta la fecha más de 200.000 ejemplares.Se basa en textos bíblicos claves para demostrar que el fin último y primordial de la iglesia es la adoración; y que una adoración apropiada impulsa a la acción misionera. Mediante una defensa bíblica de la supremacía de Dios en todas las cosas, establece las bases teológicas para la obra misionera. Debate el tema espinoso de si Jesús es el único camino a de salvación y qué sucede con los que nunca han tenido la oportunidad de escuchar el evangelio. Y hace una súplica apasionada a potenciar una labor misionera cristocéntrica, buscando definir y establecer con claridad tanto el alcance de la tarea como los medios necesarios para llevarla a cabo y llegar a "todas las naciones."
Un libro clave en el tema de evangelización, cuya lectura resulta indispensable a todos, pero en especial a los que de algún modo participan o se preparan para trabajar en la obra misionera, ya sea directa o indirectamente.Ofrece una visión fresca de las misiones, tanto a los jóvenes que sienten el llamado al campo misionero, como a los que se ven en la necesidad de aconsejarles: pastores, profesores, consejeros, y líderes juveniles. -
Los profetas menores
ISBN: 978-84-7228-837-4
Campbell Morgan analiza en las páginas de este libro los mensajes de los doce profetas menores: Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías. Y descubre en todos ellos un tema común y recurrente: el AMOR de Dios.
Denuncian el pecado y hablan con firmeza de juicio y condenación, pero lo hacen siempre desde el prisma de la esperanza mesiánica de redención. En el trasfondo de sus profecías se erige siempre como meta incuestionable la realidad del amor divino, que es la esencia de la revelación suprema de Dios y que alcanzó su cumplimiento en la redención obrada en la Cruz del Calvario.
«Cuando decidí adentrarme en el mundo fascinante de la profecía y comentar los profetas menores –exclama Campbell Morgan– esperaba encontrarme con la voz atronadora de estos profetas hebreos denunciando enérgicamente la idolatría y clamando sin piedad contra el pecado. Y en realidad ha sido así, con más intensidad aún de lo que me esperaba. Pero mi sorpresa, al ir analizando con detalle cada una de sus denuncias, ha sido descubrir que la visión que esos hombres tenían del Dios cuyos castigos anunciaban era la de un Dios tierno y amoroso: airado por el pecado y contra los pecadores, pero con una ira provocada por su amor incuestionable hacia sus criaturas y reconducida siempre en base a ese amor. Tratando de lograr siempre, mediante el juicio, el fin último de su corazón: que todos los hombres sean salvos. En estos pasajes proféticos el corazón amoroso de Dios palpita con una intensidad extraordinaria».