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Este libro de José M. Martínez, un líder evangélico formado a los pies de Samuel Vila y ampliamente reconocido como tal en España durante la segunda mitad del siglo xx; autor de numerosos libros y valorado en particular por su HERMENÉUTICA BÍBLICA, fue escrito especialmente como volumen 11 del acreditado CURSO DE FORMACIÓN TEOLÓGICA EVANGÉLICA como texto de formación en seminarios, institutos bíblicos,o en la formación ministerial autodidacta. Plantea con amplitud, pero de manera práctica, el sentido y alcance del término “ministro cristiano” en las áreas de PREDICACION y de PASTORAL y CONSEJERÍA CRISTIANA.Fue publicado en principio como parte del CURSO DE FORMACIÓN TEOLÓGICA EVANGÉLICA en dos volúmenes: uno dedicado a la pastoral y otro a la homilética, que en la presente edición se han unificado manteniendo íntegra la totalidad de su contenido.
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Una de las frases más comentadas del nuevo Papa Francisco, y más aireadas por los medios de comunicación para demostrar el nuevo talante de la Iglesia Católica bajo su mandato, fue: «La Iglesia necesita pastores con olor a oveja». El autor del presente libro llega exactamente a la misma conclusión, solo que mucho antes que Jorge Mario Bergoglio, y en un contexto muy distinto, el de las iglesias evangélicas de Brasil, que es donde ejerce su propio ministerio pastoral.
Su mensaje es que la Iglesia contemporánea precisa de un gran despertamiento espiritual en la vida de los pastores Necesita pastores que amen a Dios más que a su éxito personal; que estudien a fondo la Palabra y traigan alimento nutritivo al pueblo; que vivan en oración y sean ejemplo de piedad para el rebaño. Pastores que den la vida por las ovejas en lugar de explotar la grey; que no se doblen al pragmatismo ni vendan su conciencia por dinero o éxito. Pastores fieles y no pastores populares; hombres quebrantados y no astros ensimismados. Pastores que entiendan su misión y valoren su trabajo haciendo suya suyas las palabras de C. H. Spurgeon a sus estudiantes: «Hijos míos, si la reina de Inglaterra os invita para que seáis embajadores en cualquier país del mundo, no os rebajéis de puesto, dejando de ser embajadores del Rey de reyes y del Señor de señores».
Por desgracia, la realidad es muy distinta. En la constelación de la grey evangélica cada vez hay más estrellas, cada vez son más los pastores a los que gusta ser tratados como astros del cine y actores de televisión, olvidando que las estrellas brillan donde el sol no está brillando, y que donde brilla el Sol de Justicia no hay espacio para que brille el hombre. Dios no comparte su gloria con nadie. Toda gloria dada al hombre es vanagloria, y el culto a la personalidad es idolatría y una abominación para el Señor. En la Iglesia sólo Jesús puede ser admirado, honrado y exaltado.
Pese a toda esta denuncia, no estamos ante un libro crítico, sino todo lo contrario. Su objetivo no es tanto denunciar los errores y sus peligros, como aportar ideas para evitarlos y corregirlos. Su reflexión es que si bien los pastores son el principal problema de la obra, también son el instrumento principal para su crecimiento. Y su conclusión es que ¡necesitamos desesperadamente de un avivamiento en el púlpito!, pues como afirmaba D. L. Moody «el despertar de una iglesia empieza cuando se prende una hoguera en el púlpito». En “De pastor a pastor”, compagina el consejo de grandes hombres de Dios con sus experiencias, y concluye que antes de pastorear a los demás, el pastor debe pastorearse a sí mismo, antes de exhortar a otros debe exhortarse a sí mismo, antes de confrontar los pecados de otros tiene que confrontar los suyos propios. Más información -
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Clasificado entre “Los 10 mejores libros que todo predicador debería leer” por la revista Preaching Magazine.
Con verdadero tono profético el autor hace un llamado general a recuperar la dimensión espiritual del ministerio cristiano, que, debido a confusiones de términos y roles, peligra por una malentendida profesionalidad.
Improvisación, superficialidad y descuido caracterizan muchas actividades de la iglesia, ya sea a la hora de hacer un programa de radio o de organizar una campaña de testimonio, o de presentar un programa de acción ante las autoridades civiles, cuando lo que se necesita es profesionalidad, esmero y dominio de la materia. En estos campos de actividad comunitaria sí que es preciso, imprescindible, ser profesionales, manejar adecuadamente los asuntos pertinentes. El error es extrapolar virtudes necesarias para actividades de corte social, político o administrativo, y aplicarlas al ministerio cristiano, la predicación del Evangelio y el cuidado pastoral. Aquí, el profesionalismo lejos de remediar males, crea problemas, antes que dar vida, mata.
El ministro cristiano no es un ejecutivo, ni un administrador de empresas religiosas, para eso hay ancianos, secretario y consejo de iglesia, es, ante todo, un siervo de Dios para la extensión del Evangelio y la edificación de los creyentes. La obra de Dios es muy diferente de la obra de los hombres. Es una obra de persona a personas, inspirada y guiada por la persona sublime de Jesucristo. Está más allá de lo profesional, porque, paradójicamente, tiene que ser más que profesional. Exige una dedicación completa en pensamiento, palabra y obra. Para esto no hay técnica que sea suficiente, excepto la comunión y el trato íntimos con Dios y los hombres. “Los objetivos de nuestro ministerio son eternos y espirituales. No son comunes a ninguna otra profesión. Es precisamente por la incapacidad de ver esto que estamos muriendo”, dice y defiende el autor de este libro con sobrada razón y peso pastoral por el ministerio cristiano actual. Y continúa diciendo:
Nosotros los pastores estamos muriendo por profesionalizar el ministerio pastoral. La mentalidad del profesional no es la mentalidad del profeta. No es la mentalidad del esclavo de Cristo. El profesionalismo no tiene nada que ver con la esencia y corazón del ministerio cristiano. Mientras más profesional seamos, más grande será la muerte espiritual que dejaremos a nuestro paso.
El mundo establece el programa del hombre profesional; Dios establece el programa del hombre espiritual. El fuerte vino de Jesucristo hace estallar el odre del profesionalismo.
Algunas personalidades del mundo cristiano actual han dicho sobre este libro:
— “El último libro de Piper, Hermanos, no somos profesionales, es uno más de los misiles en lo que se ha convertido el arsenal de libros contra la apatía y la rutina en la mayoría de las iglesias americanas”. Greg Gilbert, pastor asistente de Capitol Hill Baptist Church en Washington, D.C.
— “Hay muchas más cosas dignas de comentario, que espacio para hacerlo. Este libro se merece una amplia circulación en nuestras iglesias, de modo que los pastores puedan ser desafiados a cumplir su llamamiento y los laicos ver lo que es realmente el llamamiento de sus pastores”. Ray Van Neste, en The Southern Baptist Journal of Theology. Más información -
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La importancia de "educar" como una función profética es, sin duda, un tema crucial y de máxima actualidad. En un entorno eclesial un tanto caótico y alarmante, donde numerosos autoproclamados “profetas” con falsas predicciones, doctrinas dudosas y, a veces incluso, conductas cuestionables ponen en entredicho la realidad de ese ministerio bíblico y desacreditan ante el mundo la imagen del verdadero evangelio.
El presente libro afirma que, en base al texto de las Escrituras, la “función profética” es algo mucho más amplio y complejo y abarca no solamente la denuncia del mal, sino también el llamado al arrepentimiento, el anuncio de juicio para el pueblo de Dios y para sus enemigos, el anuncio de restauración después del juicio y la presentación de una nueva realidad futura acorde con los valores del Reino de Dios. Considera que la misión del profeta es también de carácter utópico y soñador, que los profetas sueñan con un nuevo mundo e invitan a sus oyentes y lectores a soñar juntamente con ellos, algo que el teólogo norteamericano Walter Brueggemann –cuyos conceptos el autor usa como marco teórico de su investigación– define como «imaginación profética».
En consecuencia, entiende que es misión de la educación teológica comunicar esa “imaginación profética”, por lo que los educadores teológicos y la educación teológica –como función de la Iglesia– deben constituirse en profetas contemporáneos.
Pensado en primera instancia para el mundo académico pero que, debido a la importancia y al realismo de sus denuncias y recomendaciones, todo líder y toda persona involucrada en ministerios cristianos en America Latina debería leer sin falta. Más información -
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Este libro trata el tema escabroso y desafiante de si están o no los pastores de hoy en día debidamente preparados para ejercer su ministerio con eficacia en el entorno de una sociedad tan compleja como la que vivimos. Su propósito es ayudar a los pastores a adaptarse a los nuevos desafíos de una sociedad cambiante, sin renunciar a las exigencias de la Palabra eterna de Dios, que no cambia porque “permanece para siempre”.Numerosos baluartes culturales han caído para dejar paso a nuevos paradigmas éticos y sociales, y los pastores necesitan adaptar la pastoral a estos nuevos desafíos. Los avances de la ciencia y de las nuevas tecnologías han multiplicado exponencialmente las formas y maneras en las que pueden plantearse a las personas problemas existenciales, lo cual exige una respuesta acorde.
José M. Baena, aborda todas estas cuestiones con claridad, honestidad y rigor, sin eludir los temas difíciles y complicados. Y lo hace desde una larga experiencia en el ministerio pastoral y la enseñanza bíblica, con un alto sentido de responsabilidad cristiana. Propone un nuevo modelo pastoral que recuperando los aspectos más puros y relevantes del evangelio, permita al pastor adaptarse a los desafíos del siglo xxi, sin dejar de alimentar a su rebaño con los buenos pastos que proceden de la Palabra de Dios. Sólo en ellos halaremos la vara y el cayado que nos guíen y orienten en una sociedad en constante cambio, las aguas tranquilas que apaguen nuestras ansiedades, y la unción que calme nuestros miedos y nos lleve a una vivencia más profunda de lo que significa ser cristiano.
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Pastores según el corazón de Dios, de José María Baena Acebal ; es una alusión expresa al texto de Jeremías 3:15, "Os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con conocimiento y con inteligencia". El libro explica esos atributos, luego nos guia en una secuencia lógica , motivadora y practica del ministerio pastoral "según el corazón de Dios". Más información -
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Un libro testimonial en el que un reconocido veterano pastor con más de cuarenta años de ministeriol, que sido Presidente de las Asambleas de Dios en España y de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas (FEREDE), aporta, en base a su experiencia valiosos y sabios consejos a sus compañeros en el ministerio.
Como lo expresa el autor:
«Este libro quiere ser un reconocimiento a la labor esforzada y sacrificada de hombres y mujeres —sin olvidar sus hijos— que han consagrado sus vidas a servir a Dios y al prójimo, y que además de la soledad que muchas veces experimentan, padecen la incomprensión generalizada y la falta de reconocimiento y de apoyo
Sé que hay quienes, siendo pastores, no saben nada de esto; que todo les va bien, que conocen el éxito, son famosos y las gentes los idolatra; que sus hijos estudian en los mejores colegios y universidades y no saben nada de penurias ni de conflictos internos. Pero estos son una minoría si los comparamos con los miles de pastores que trabajan casi anónimamente, que se esfuerzan por llevar adelante sus congregaciones, luchando contra toda clase de adversidades, que han consagrado su vida al ministerio pagando un alto precio, ellos y sus familias. No juzgaré ni a los primeros por su éxito y bienestar, ni a los segundos por su situación, muchas veces triste. Mi deseo es que este libro pueda servir de animo y de inspiración al lector, cualquiera que sea su situación en la obra de Dios».
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