Zandrino, Miguel Ángel
Draduado en la Universidad Nacional de Córdoba, doctor en bioquímica y en arqueología, pastor de la Iglesia Evangélica en Villa María, Córdoba. Creador y presidente de la Fundación Escuela Bíblica Evangélica y director de la revista Compromiso Cristiano. Escribió en publicaciones como Certeza y Pensamiento Cristiano. En 1965, debido a sus estudios científicos y a su fe, disertó en la Universidad de Oxford, Inglaterra,
Su ensayo sobre el enfoque bíblico y científico del origen del hombre del hombre obecede al motivo de mostrar la correlación de todo conocimiento verdadero. Filosofía, fe y ciencia se enriquecen mutuamente. “Todo conflicto entre ciencia y fe es artificial. El Autor del universo físico es el Dios de la Revelación. Es inadmisible por lo tanto la contradicción. Un conflicto representa un falso presupuesto científico, un equivocado presupuesto teológico, o ambos a la vez” (El origen..., p. 9).
Para el Dr. Zandrino la hipótesis de la evolución es la que hoy interpreta mejor la historia de la vida sobre la tierra. La Biblia, por el contrario, revela la dimensión transcendente de la vida humana y de todo cuanto existe. Revela al Creador y al Recreador del hombre nuevo y de la nueva tierra.
Su ensayo sobre el enfoque bíblico y científico del origen del hombre del hombre obecede al motivo de mostrar la correlación de todo conocimiento verdadero. Filosofía, fe y ciencia se enriquecen mutuamente. “Todo conflicto entre ciencia y fe es artificial. El Autor del universo físico es el Dios de la Revelación. Es inadmisible por lo tanto la contradicción. Un conflicto representa un falso presupuesto científico, un equivocado presupuesto teológico, o ambos a la vez” (El origen..., p. 9).
Para el Dr. Zandrino la hipótesis de la evolución es la que hoy interpreta mejor la historia de la vida sobre la tierra. La Biblia, por el contrario, revela la dimensión transcendente de la vida humana y de todo cuanto existe. Revela al Creador y al Recreador del hombre nuevo y de la nueva tierra.
No hay ningún producto que se ajuste a su selección.
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Autocrítica a la religiosidad popular evangélica
La Reforma Protestante del siglo XVI se propuso acabar con toda una serie de supersticiones y "prácticas dudosas" de origen medieval que el Catolicismo Romano, aprovechando la superstición y religiosidad popular, había ido introduciendo en la Iglesia empañando los valores fundamentales del Evangelio.
Pero pasados 500 años, la situación actual es tan paradójica como inquietante. Algunas iglesias evangélicas, herederas de la Reforma, han vuelto a introducir en su teología y formas de culto, no tan sólo algunas de aquellas viejas practicas cuestionables propias del Catolicismo más rancio; sino que han añadido muchas otras de nuevo cuño que dejan en ridículo a Tetzel y su venta de indulgencias, y enardecerían hasta los límites el ánimo de Martín Lutero.
No hay duda que este libro va a levantar mucha polémica. Pero su autor, que cuenta con sobrada experiencia y autoridad para abordar el tema, debe sentirse satisfecho de que lo haga. Debemos como cristianos fomentar la unidad del Cuerpo de Cristo. Pero esa búsqueda de la unidad no puede condescender con la superstición; aceptar ideas y prácticas cuestionables sin evaluarlas bíblicamente; y menos aún transigir con aquello que más que proclamación del puro evangelio de salvación es timo y desvergüenza.
En un entorno evangélico en el que las "nuevas doctrinas" y "prácticas dudosas" proliferan como los hongos, ningún libro podría ser más oportuno que éste. Sus páginas proporcionan los criterios precisos para identificar y evaluar las prácticas evangélicas cuestionables, que no se corresponden con la gran comisión que la Iglesia recibió de nuestro Señor Jesucristo.
Dividido en tres partes: Una histórica, donde expone la superstición de la religiosidad popular en la Edad Media y la reacción de la Reforma Protestante; otra descriptiva, donde analiza exhaustivamente las supersticiones históricas y prácticas dudosas de nueva creación que se han introducido en las iglesias evangélicas actuales; y una tercera de propuesta, para reconducir la religiosidad popular por cauces netamente evangélicos.
En sus páginas nada se escapa o queda sin debatir: el ungimiento y bendición de objetos, los ministerios de intercesión y liberación, la guerra espiritual, los decretos, la danza hebrea, las caídas y contorsiones, la risa santa, los apóstoles modernos, pasando por los fenómenos de sanidad, la teología de la prosperidad, la iglesia-empresa, el rock cristiano o la bibliolatría, sin olvidar la complejidad del neo-pentecostalismo; por citar sólo los más conocidos. En total analiza 30 formas distintas de religiosidad popular evangélica; con el propósito de denunciar las supersticiosas netamente anti-bíblicas, y reorientar las otras en amor y servicio cristiano.
Un libro polémico, pero necesario como herramienta de trabajo para líderes, ministros y creyentes de todas las iglesias, a fin de evaluar las prácticas que están realizando en sus congregaciones; identificar posibles errores y erradicar aquellos en los que puedan haber caído. -
A Dios por el ADN
La llamada «teoría de la evolución» se viene inculcando a los alumnos en escuelas y universidades desde comienzos del siglo xx hasta el día de hoy, creando, en aquellos que proceden de familias cristianas tradicionales, un serio conflicto mental entre el creacionismo bíblico predicado en su iglesia y el evolucionismo materialista que se les enseña en las clases.
Sin embargo, el panorama está cambiando. Las tesis evolucionistas, consideradas hasta hace poco irrebatibles, y que nadie podía cuestionar sin arriesgarse de ser ridiculizado, están planteando cada día mayores fisuras. La ciencia no es una disciplina estática, evoluciona constantemente añadiendo nuevos descubrimientos.
Entonces, si el creacionismo bíblico literalista, llamado de la tierra joven CTJ, no es sostenible porque los descubrimientos científicos lo hacen inviable; y el evolucionismo materialista se muestra cada vez más impotente a la hora de explicar la complejidad del universo y el origen de la vida ¿cuál es la salida?
El autor plantea en este libro una tercera vía: la del diseño inteligente. Defiende la idea de que el ADN, así como las demás estructuras y procesos fundamentales de la vida, se deben a la acción de un diseñador inteligente, y se muestra convencido de que la investigación de este diseño inteligente se impondrá, tarde o temprano, como disciplina científica, pese a los denodados esfuerzos que siguen haciendo los científicos ateos para evitarlo.
Sin embargo, la ciencia no puede ni debe ir más allá, ya que su método la hace incapaz de escudriñar la identidad del Diseñador. Para seguir por este sendero, hay que darle la mano a la teología; es uniendo el esfuerzo de ambas, que hasta ahora se han visto como enemigas, que se hace posible llegar: A Dios por el ADN.
Dentro del área creyente, este libro es una herramienta ideal para pastores o profesores cristianos, que pueden recomendar a jóvenes estudiantes de secundaria o universitarios que les plantean dudas acerca de cual es la postura cristiana respecto a la ciencia, la creación y la evolución. De lo mejorcito que se ha escrito sobre este tema y con este propósito desde un punto de vista cristiano. -
OBRAS ESCOGIDAS DE AGUSTÍN DE HIPONA TOMO 2
Agustín de Hipona [353-429] es un fenómeno único en la historia de la Iglesia cristiana, admirado y respetado por igual por católicos y protestantes como el Campeón de la verdad, frente a los errores maniqueos, arrianos y pelagianos. Lutero, refiriéndose a los Padres de la Iglesia, dijo: «Agustín me agrada más que todos los demás, porque enseño una doctrina pura y sometió sus libros, con humildad cristiana, a la Sagrada Escritura». Su influencia teológica y filosófica sigue vigente. Apela por igual a la razón, a las emociones y a la voluntad, y constituye una fuente clara a la que muchos recurren después de sentirse cansados de un cristianismo superficial.
Dentro de la colección PATRÍSTICA, los escritos de Agustín de Hipona son uno de sus pilares básicos. Este Tomo II de los tres dedicados a las obras de Agustín va dedicado por completo a su obra autobiográfica, probablemente la más leída y conocida y que más ha influenciado a la sociedad. Sus: Confesiones, trece libros autobiográficos de san Agustín de Hipona escritos entre el 397 y el 398.
Agustín escribe sus Confesiones para dar a conocer a Dios. Siguiendo la humildad impuesta por el cristianismo a la vanidad humana, Agustín no busca glorificarse a sí mismo, sino todo lo contrario. Su autobiografía le sirve para conocerse a sí mismo conociendo a Dios y, al conocer a Dios, conocerse a sí mismo y a los demás. Siendo ya Obispo, afamado orador y escritor, para evitar las alabanzas de sus dones en lugar del dador de los mismos, o sea, Dios, Agustín se propone escribir unas confesiones que resalten la grandeza de Dios y el lector llegue a conocerle en sus debilidades.
Las Confesiones son el primer intento de acercamiento del hombre a sí mismo, por vías de profunda intimidad. Agustín descubre el prodigio y la maravilla de la personalidad humana: a Dios en el hombre y al hombre en Dios. Durante siglos haber leído las Confesiones se consideraba como requisito indispensable de toda persona culta. Y en nuestros días siguen siendo la mejor exposición del contraste entre la maldad e incapacidad humana para superarse espiritualmente; frente a la exaltación de la gracia y poder divino que doblegan esa resistencia natural del hombre. -
12. Comentario exegético al texto griego del Nuevo Testamento: Colosenses
Dice al respecto José Mª de Rus, pastor y profesor de homilética:
«¿Por qué la carta a los colosenses es tan pertinente hoy? ¿Qué hay en común entre aquella sociedad y aquella iglesia y la Iglesia del siglo XXI? ¿Cómo tender ese puente entre dos mundos?
En la iglesia de Colosas se estaba introduciendo una ideología basada en argumentaciones filosóficas (sofismas, 2:4) que presuponían explicar la persona Divino-humana de Jesús con razonamientos basados meramente en sabiduría humana y por medio de sutiles engaños, propios del movimiento gnosticista de la época, que incluida gradaciones en el conocimiento, emanaciones desde la Deidad de ciertos seres angelicales clasificados en castas... A este movimiento se opone Pablo en Colosenses, reiterando una y otra vez que la verdadera sabiduría (sofía) y el verdadero conocimiento (epignosis) se encuentran en Cristo (2:3). Como se dará? cuenta el lector de este comentario, el análisis de estos términos nos acerca a un modo de vida sabio: aquel que conoce a Cristo y que vive a Cristo (2:6). He aquí? entonces la sabiduría cristiana: vivir a Cristo. De ahí? que repetidas veces Pablo les exhorte a hacer las cosas “como el Señor”. Así?, sofía es “el ejercicio sabio de la inteligencia” y, como en otro lugar dice: “Toda la ética cristiana depende del conocimiento pleno de la voluntad divina”.
Pero la verdadera sabiduría no es solo el argumento central de Pablo en esta carta. La suficiencia de Cristo para la salvación y la santificación se palpa en cada rincón de la epístola. Hubo -y los hay aún en nuestro tiempo- quienes abierta o veladamente quieren complementar, por no decir perfeccionar, la obra de Cristo, imponiendo criterios y condiciones humanas para salvarse y santificarse. La Iglesia ha afirmado con rotundidad meridiana y basada en las Escrituras la salvación por gracia; pero la santificación debe ser -dicen ellos- cumpliendo un catálogo caprichoso de normas que perfeccionen la vida cristiana: no comer esto, no beber lo otro, guardar esta fiesta (2:16)... ¡pesadas cargas que ni nuestros padres pudieron llevar! (Hch. 15:10). Y quienes hemos escuchado predicar a Samuel, sabemos lo enérgico que es cuando de enfrentar esta falsedad se trata. Una falsedad que agota espiritualmente a los creyentes; que pone el énfasis de la vida cristiana en el esfuerzo carnal en vez de en la obra del Espíritu, reproduciendo la vida de Cristo en nuestra vida. Es una falsedad porque niega la perfección de la obra de Cristo, quien muere, resucita, asciende y se sienta a la diestra de Dios (3:1, 2), afirmando a fin de cuentas que a esta obra perfecta le faltaba algo. ¡No extraña que Pablo use constantemente términos como plenitud, plenamente, todo, enteramente, completos...! Cristo es suficiente para la vida cristiana. Quienes le conocemos sabemos que la relectura del Nuevo Testamento para hacer esta serie de comentarios le ha valido para experimentar una vez más el sentido de la vida cristiana: Cristo, en su plenitud y suficiencia.
En el comentario a 1:6, también se refiere al relativismo como el sistema de pensamiento que divide la verdad fragmentándola en unidades de medida que no son completas porque cada una deja de ser verdad absoluta. Nos tememos que en muchos púlpitos se está instalando un relativismo que pretende minar la verdad absoluta de la Escritura, con la consecuente falta de profundidad en la vida de los creyentes. Y esta falta de profundidad se debe, por tanto, en gran medida a la falta de conocimiento de las propias Escrituras (Is. 5.13 y Pr. 19.2) y de la maravillosa persona de Jesús, que nos ha sido hecho sabiduría de Dios (1 Co. 1:30). A mentes livianas le corresponden vidas livianas. En una conversación reciente con el autor nos lamentábamos -con razón o no- de que ya queden pocos pensadores cristianos españoles, quienes fundamentados en el conocimiento de la Escritura e impulsados por el Espíritu, impacten a los creyentes con la Palabra de Dios y los exhorten en el Nombre de Cristo a vivir vidas profunda y consecuentemente cristianas. Mentes cristianas pensantes y vidas cristianas piadosas ¡qué falta nos hacen!
Finalmente, a diferencia de otros comentarios, en esta obra encontramos que las argumentaciones exegéticas obedecen más a un análisis gramático-histórico-literal que a ese raciocinio relativista de moda. Y es así? porque se ha educado bíblico-teológicamente con quienes sabían lo que decían en cuanto a la Escritura y de ella. Es este, pues, un comentario netamente exegético y no eisegético: la argumentación se extrae del texto bíblico y no al contrario. La fluidez del argumento de la carta se ve respetada en el comentario, de modo que no se pierda la idea exegética principal. Y este rigor académico— decíamos antes— impide que la aplicación pastoral quede relegada a un segundo plano.
Cuando uno estudia la Escritura tiene que tomar aquella actitud de los de la ciudad de Berea: ser de mente más abierta, tener buena disposición y examinar cada día las Escrituras para ver si estas cosas son así (Hech. 17.11).
Así que no me queda otra que recomendar con todo el corazón este comentario (y toda la serie) a aquellos que deseen profundizar en el estudio bíblico y a aquellos que quieran conocer más de la plenitud y perfección de la obra de Cristo. Hay libros que valen más de lo que cuestan. Este es uno de esos. Léelo, estudia la Escritura y disfruta de tu plenitud en Cristo. Él es suficiente para ti.
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Diccionario de Jesús y los Evangelios
Una buena manera de describir la naturaleza y propósito de esta obra es comparándola al famoso “Dictionary of Christ and the Gospels” de James Hastings (1852–1922), publicado en 1906. Las funciones que la monumental obra que Hastings llevó a cabo con éxito a principios del siglo xx fueron:
-Aportar un tratamiento erudito y equilibrado de la cristología y demás temas históricos y teológicos registrados en los cuatro Evangelios, en el que el mundo evangélico pudiera basar, argumentar y vivir su fe en franco diálogo con las propuestas liberales de la alta crítica.
-Tender un puente entre la alta erudición del mundo académico contemporáneo y las necesidades prácticas de conocimiento y consulta en el mundo evangélico por parte de pastores, maestros, estudiantes y todo aquel que necesita entrar a fondo en el estudio puntual de un tema dentro el texto bíblico y acceder al debate académico contemporáneo sobre el mismo de una manera fácil, evitando largas horas de lectura de gruesos y farragosos volúmenes.
Desde los días de Hastings, la crítica contemporánea ha puesto sobre la mesa muchos cuestionamientos nuevos e inéditos al texto de los Evangelios. De otra parte, nuestros conocimientos acerca del judaísmo de los tiempos de Jesús han avanzado hasta niveles entonces poco previsibles. Y los avances en comunicación, han complicado el problema. Temas como “la búsqueda” del Jesús histórico, que en aquella época quedaban circunscritos a las revistas técnicas y monografías académicas, hoy en día a través de Internet, son asequibles a cualquiera. Era imprescindible, por tanto, una obra de carácter similar, pero puesta al día, que aportara respuestas a los problemas actuales. Y el presente Diccionario de Jesús y los evangelios viene a llenar con creces esta necesidad.
Ha sido pensado y escrito para satisfacer todas las necesidades de la comunidad ministerial cristiana. A los estudiantes les proporciona debates introductorios y amplia información sobre cada tema. A los pastores y maestros material adecuado y fiable para sus clases y sermones. A los teólogos y eruditos bíblicos una puesta al día sobre las más recientes tendencias vistas desde una posición netamente evangélica.
Algunos de los artículos, proporcionan información de fondo muy importante. Sitúan cada hecho y cada palabra de Jesús en su contexto histórico y cultural, permitiendo una mejor comprensión de las mismas y aportando un material valiosísimo a pastores y maestros a la hora de explicarlas.
Otros artículos abordan cuestiones más técnicas o más recientes y menos conocidas acerca de Jesús y los evangelios, como por ejemplo: el hombre divino, la retórica antigua y los chreiai (aforismos) etc. Sin olvidar muchos de especial interés para la Iglesia hoy como: la sanidad divina, las posesiones demoníacas, la glosolalia, los dones espirituales, etc. Y por supuesto, todos lo relativo a los evangelios y escritos apócrifos. Toda la información que aporta es amplia y bien referenciada, incluyendo las menciones a fuentes extra-bíblicas; y la variedad de los artículos asombrosa: mitología griega y romana, geografía, economía, sueños y visiones, canciones e himnos, y un largo etc., puede decirse que nada que tenga que ver con Jesús y los evangelios se queda en el tintero.
Una de las secciones que más útil resulta y que más apreciarán los pastores a nivel práctico, es la que dedica a la predicación en los tiempos bíblicos y cómo utilizar los textos del Evangelio en la preparación de sermones. El artículo sobre la “interpretación teológica de los Evangelios” por Andy Johnson es una verdadera obra de arte y debería ser de lectura obligatoria para todos los estudiantes de teología. Y así sucesivamente. El sistema de referencias cruzadas, que llevan al lector de un artículo a otro dentro del mismo tema, impresionante y muy eficaz, el proceso se seguimiento es completísimo. Todos los artículos cuentan con su propia bibliografía individual para poder profundizar en el tema; a lo que se suma un valioso juego de índices, muy bien concebido y trabajado.
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Diccionario imágenes y simbolos