Ridderbos, Herman Nicolaas
Nació el 13 de febrero de 1909 en Holanda, en el seno de una familia erudita. Su padre Jan y su hermano Nicolás fueron estudiosos destacados en el campo del Antiguo Testamento; su hermano Simón, predicador y escritor.
Estudió en el Seminario Teológico de Kampen y en la Universidad Libre de Amsterdam, cuyo doctorado en la misma versó sobre las implicaciones del Sermón del Monte según el evangelio de Mateo.
Durante ocho años fue pastor de las Iglesias Reformadas en Rotterdam, hasta que en 1942 fue nombrado profesor del Nuevo Testamento en el Seminario Teológico de Kampen, donde permaneció más de treinta y cinco años, hasta su jubilación en 1978.
Durante su larga carrera pedagógica sirvió muchos años al Sínodo de su iglesia como asesor. Durante treinta y tres años fue coeditor, con el Dr. Gerhardus Berkouwer, de la revista semanal Gereformeerd Weekblad. Sus intereses le llevaron a promover contactos internacionales entre las iglesias e instituciones cristianas de educación universitaria. Tanto en razón de estos proyectos como para dictar conferencias y asistir a reuniones científicas y eclesiásticas, viajó en varias ocasiones a América del Norte, Sudáfrica, Indonesia, Inglaterra, Alemania y Jerusalén.
Para Ridderbos la clave de la teología neotestamentaria es la pesrpectiva histórico-redentora del mensaje bíblico. La esencia del evangelio está constituida por los hechos históricos de Dios realizados por su Hijo Jesucristo en el cumplimiento del tiempo. La teología cristiana debe ser teología bíblica. “Las Escrituras proveen su propia interpretación, a la luz de las circunstancias histórico gramaticales con que han llegado al hombre, conforme a la soberanía del Dios del universo que es, al mismo tiempo, el Redentor eterno de su pueblo” (Raymond O. Zorn).
Su énfasis en la Iglesia como pueblo y cuerpo de Cristo, rechaza todo tipo de sectarismo e individualismo a la vez. “La Iglesia es una sola comunidad, es universal y visible y es llamada a encarnar en su vida el amor de Dios para el mundo. Su gloria y gozo se encuentran en Jesucristo, no en un triunfalismo barato, sino vestido con el manto de un siervo” (Sidney Rooy).
La teología reformada evangélica encuentra él una de sus expresiones más dinámicas y actuales, donde las bases históricas de la fe cristiana quedan bien asentadas en la autoridad de la Escritura, que registra la historia de la redención.
Estudió en el Seminario Teológico de Kampen y en la Universidad Libre de Amsterdam, cuyo doctorado en la misma versó sobre las implicaciones del Sermón del Monte según el evangelio de Mateo.
Durante ocho años fue pastor de las Iglesias Reformadas en Rotterdam, hasta que en 1942 fue nombrado profesor del Nuevo Testamento en el Seminario Teológico de Kampen, donde permaneció más de treinta y cinco años, hasta su jubilación en 1978.
Durante su larga carrera pedagógica sirvió muchos años al Sínodo de su iglesia como asesor. Durante treinta y tres años fue coeditor, con el Dr. Gerhardus Berkouwer, de la revista semanal Gereformeerd Weekblad. Sus intereses le llevaron a promover contactos internacionales entre las iglesias e instituciones cristianas de educación universitaria. Tanto en razón de estos proyectos como para dictar conferencias y asistir a reuniones científicas y eclesiásticas, viajó en varias ocasiones a América del Norte, Sudáfrica, Indonesia, Inglaterra, Alemania y Jerusalén.
Para Ridderbos la clave de la teología neotestamentaria es la pesrpectiva histórico-redentora del mensaje bíblico. La esencia del evangelio está constituida por los hechos históricos de Dios realizados por su Hijo Jesucristo en el cumplimiento del tiempo. La teología cristiana debe ser teología bíblica. “Las Escrituras proveen su propia interpretación, a la luz de las circunstancias histórico gramaticales con que han llegado al hombre, conforme a la soberanía del Dios del universo que es, al mismo tiempo, el Redentor eterno de su pueblo” (Raymond O. Zorn).
Su énfasis en la Iglesia como pueblo y cuerpo de Cristo, rechaza todo tipo de sectarismo e individualismo a la vez. “La Iglesia es una sola comunidad, es universal y visible y es llamada a encarnar en su vida el amor de Dios para el mundo. Su gloria y gozo se encuentran en Jesucristo, no en un triunfalismo barato, sino vestido con el manto de un siervo” (Sidney Rooy).
La teología reformada evangélica encuentra él una de sus expresiones más dinámicas y actuales, donde las bases históricas de la fe cristiana quedan bien asentadas en la autoridad de la Escritura, que registra la historia de la redención.