Knox, John
Vuelto a Inglaterra, comenzó a predicar en muchos puntos del país. La predicación de Knox cerca de la frontera escocesa atrajo a tantos escoceses que el gobierno escocés se puso nervioso. Knox aceptó una invitación para predicar en la corte de Eduardo VI, pero rechazó la oferta de ser obispo de Rochester. Cuando María Tudor, católica y mujer de Felipe II, llegó al trono inglés en 1553, Knox estuvo por algún tiempo dudando sobre si procedía morir pronto en la hoguera o huir del país. Por fin, decidió huir a Ginebra en 1555, donde los reformadores suizos, especialmente J. Calvino, tuvieron mucha influencia en él. A finales del 1555, Knox volvió por un breve tiempo a Escocia, donde tuvo la suerte de librarse de una acusación de herejía. En 1559, los acontecimientos se precipitaron en Escocia. El pueblo escocés se alzó contra la Regente y la dominación francesa; se produjeron graves desórdenes y las tropas del gobierno se lanzaron contra las fuerzas protestantes poniéndoles en grave aprieto.
Fue entonces cuando Inglaterra, ya bajo la protestante Isabel I, decidió intervenir con un potente ejército. Las tropas francesas fueron sitiadas en Leith y tuvieron que capitular (1560), con lo que la influencia gala llegó a su fin. El triunfo del protestantismo en Escocia quedó asegurado cuando María Estuardo abdicó en 1567 y Knox predicó el sermón de coronación para Jacobo VI, el niño de María, quien fue educado en el protestantismo durante la regencia de Lord James Stewart, conde de Moray y protestante, con lo que se volvía al total restablecimiento de la Reforma en Escocia.
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Las guerras de los Judíos
Josefo concluye la primera parte de su recopilación histórica sobre el pueblo judío en Antigüedades de los Judíos, diciendo:
«Aquí pondré fin a mis Antigüedades judías, que comprenden veinte libros y sesenta mil líneas. Si dios lo permite, referiré de nuevo, resumidamente, la guerra y lo que nos ha ocurrido hasta el momento presente, esto es, hasta el año decimotercero del reino del emperador Domiciano, que es el quincuagésimo sexto de mi vida»
Efectivamente, Dios lo permitió. Y Josefo escribió siete libros más contando las Guerras de los Judíos, que enlazan con sus Antigüedades, –Alejandro, Aristóbulo e Hircano–, y describen con toda riqueza de detalles las luchas de los judíos con los romanos, y de manera especial el sitio y destrucción de la ciudad de Jerusalén. Aunque los historiadores modernos consideran que Guerras fue en realidad la primera obra de Josefo, escrita antes que Antigüedades, alrededor del año 75, y que este párrafo final de Antigüedades es tan solo un truco literario de Josefo para enlazar cronológicamente una obra con la otra.
Guerras de los Judíos, escrita probablemente en arameo, que era la lengua nativa de Josefo y traducida posteriormente al griego para entregar al general y emperador romano Vespasiano, es un libro indispensable para entender el entorno social y político de Israel en la época de Cristo: el alto sacerdocio surgido en los años que antecedieron a la venida de Cristo y su relación con las sectas emergentes en Israel: Fariseos, los Saduceos, Zelotes; para discernir la compleja personalidad de Herodes y sus numerosas crueldades en relación a hechos significativos registrados en el Nuevo Testamento, como la matanza de niños de Belén registrada en Mateo 2:13-23 aunque Josefo no hace mención directa a este hecho en concreto; y comprender el papel y actuación de Poncio Pilatos.
Y es además la única fuente histórica de que disponemos sobre el sitio de Jerusalén y destrucción del templo profetizada por Jesús y posterior diáspora del pueblo judío a partir del año 70, algo esencial para entender con propiedad la expansión del cristianismo primitivo. -
El principio según el Génesis y la ciencia
Este libro se centra en el relato bíblico de Génesis 1, los controvertidos 7 días de la creación, cuya interpretación, como tan acertadamente lo define el autor en el subtítulo elegido para la obra “dividieron el mundo”.Ha sido escrito por un científico cristiano como texto de ayuda para padres, pastores y líderes que afrontan la necesidad de proporcionar una respuesta coherente a miles de jóvenes creyentes que en las universidades se ven ante la disyuntiva entre la ciencia y la Biblia, creación o evolución, y tienen que soportar el impacto demoledor en boca de sus profesores de que la Biblia comienza con un relato absurdo y anti-científico acerca de cómo el mundo fue creado en siete días de veinticuatro horas. Sin olvidar el dilema de otros muchos cristianos perturbados y confundidos, no sólo por la controversia entre creación y evolución, sino por el agravante de que entre los propios cristianos no hay una posición unánime al respecto, ya que los criterios sobre cómo entender el relato de la creación y la antigüedad de la tierra son muy dispares.
Algunos, los más conservadores, se aferran a que la única interpretación posible y fiel de las Escrituras es la literal o llamada de la “Tierra joven”, que parte del famoso arzobispo Ussher (1581–1656) en la Irlanda del siglo xvii, quien tomando los días de Génesis 1 como días de 24 horas estableció la fecha de creación del mundo en el año 4004 antes de Cristo.
Otros, los llamados creacionistas de la “Tierra antigua”, entienden esos días de la creación en sentido figurado, como lapsus o períodos de tiempo, y en consecuencia, para ellos no hay dificultad alguna en aceptar como válida la teoría de Darwin en el curso de esos períodos. En su opinion, partiendo de un diseño inteligente, el relato de la creación de Génesis 1 puede interpretarse en perfecta concordancia con la ciencia moderna.
Y finalmente, un tercer grupo piensa que el relato de Génesis 1 es meramente simbólico, escrito en un lenguaje poético de su época para transmitir una verdad teológica atemporal, y por tanto, cualquier intento de armonizarlo con la ciencia carece de sentido.
El autor responde: «Aunque el tópico es un potencial campo de minas, no es una situación imposible de manejar. Muchos cristianos, como es mi caso, creemos en la inspiración de las Escrituras, y a la vez hemos pasado nuestras vidas dedicados a la ciencia, convencidos de que siendo Dios el autor de su palabra, la Biblia, y a la vez Creador del universo, debe haber forzosamente una armonía entre la correcta interpretación de los datos bíblicos y la correcta interpretación de los datos científicos».
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Usos y costumbres de los judíos en los tiempos de Cristo
El propósito de este libro es de describir el período y las circunstancias en que Cristo vivió, para que el lector pueda ver más claramente lo que sucedía en aquel tiempo, entrar en sus ideas, familiarizarse con sus hábitos, modos de pensamiento, su enseñanza y culto. Este libro transporta al lector a los pueblos de Palestina durante la época de Cristo, como si viviera entre aquellas familias. -
03. Curso de Formación Teológica Evangélica 3: El hombre, su grandeza y su miseria
El tema del hombre es siempre de singular relevancia. El hombre es, ante todo, un proyecto existencial con un destino eterno. A diferencia del resto de seres ¡vos, el hombre razona y se pregunta: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde me dirijo?. Sólo la Palabra de Dios tiene las respuestas correctas a estas inquietantes preguntas.
Por ello, la antropología cristiana es un elemento esencial dentro de los estudios teológicos. El presente texto analiza al hombre en sus aspectos orales y espirituales en cuatro fases: su creación, su estado original, su caída y su regeneración. -
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