Envío gratis España (península), USA, México. Resto a partir de $59,99
Cart
Toggle Nav

Francisco De Sales

Francisco De Sales
Prelado y escritor católico francés, nació en el castillo de Sales, Saboya, el 21 de agosto de 1567, siendo bautizado al día siguiente como Francisco de Buenaventura. De familia noble saboyana, se formó en la Universidad de París, donde estudió retórica, filosofía y teología. A los 24 años, obtuvo el doctorado en leyes en Padua y regresó al seno familiar. Fue ordenado sacerdote dos años después, a pesar de la fuerte oposición de su padre, que le había destinado a convertirse en consejero de Chambéry.

En 1594 fue enviado a Chablais, una antigua región del ducado de Saboya, para convertir a los calvinistas. Empezó su ministerio andando de aldea en aldea y de casa en casa. Su tarea no fue fácil, y en los primeros años, el fruto del trabajo misionero fue muy escaso. Enviado a París, predicó ante la corte y Enrique IV quiso retenerle, pero volvió a Saboya en 1602. El 8 de diciembre de ese mismo año fue nombrado obispo de Ginebra,consagrándose a su diócesis y distribuyendo su fortuna entre los pobres. Dos años después, conoció a Juana Francisca de Chantal, y el resultado del encuentro fue la fundación de la Congregación de la Visitación, dedicada a las personas excluidas por problemas físicos de invalidez de ingresar en otras órdenes. Frente a la creencia contraria de su época insistió en que es posible que una persona normal lleve una vida santa y piadosa permaneciendo en la sociedad sin necesidad de retirarse a una orden monástica, reivindicación típicamente luterana.

En 1619 se encontró en París con Vicente de Paúl y mantuvo relaciones con Luis XIII, alentando los inicios de la reforma de Port-Royal. Falleció en 1622 después de meses de agonía y sufrimiento. Fue canonizado en 1665 y en 1877 el papa Pío IX le declaró doctor de la Iglesia. Escribió Introducción a la vida devota, que ha ejercido una gran influencia en la espiritualidad católica. Su Tratado del amor de Dios combina los datos bíblicos, con Agustín, Bernardo, Buenaventura, Kempis, Juan de Ávila, Luis de Granada y Teresa de Jesús. Su preocupación fue respetar a las almas y adaptarse a ellas a fin de convencerlas. Quiso ser el instrumento discreto de la gracia divina que despertara en los corazones el deseo de Dios escondido en todos y cada uno.

OTROS LIBROS DEL AUTOR

No se han encontrado productos que se ajusten a los criterios.