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Barth, Karl

Barth, Karl
Quizás el teólogo más importante del siglo XX, nació en Berna. Su padre era un pastor reformado, profesor en aquella misma ciudad. Barth fue ordenado el año 1908 y estudió primero en Berna y después en Berlín, Tubinga y Marburgo, bajo los principales maestros de Alemania, especialmente Harnack y Herrmann. Desempeñó el pastorado en Safenwil desde 1911. El estallido de la I Guerra Mundial le llevó a reconsiderar la posición de la teología liberal de sus profesores y resto de sus colegas de ministerio, tan inadecuada para responder a la conmocionada conciencia del hombre europeo de postguerra. En 1919 publicó su Der Römerbrief (Comentario a la epístola a los romanos), que significó un cambio de rumbo en la teología protestante. Fue un alto a la corriente liberal y un retorno a la Biblia.

Su Dogmática eclesiástica, que dejó inconclusa, es su obra más importante y monumental. El conocimiento de Dios se da en la revelación del Padre, mediante el Hijo y por obra del Espíritu Santo. La base de toda relación Dios-hombre es la misma Trinidad. La Palabra de Dios no es una cosa u objeto, sino el mismo Dios hablando. La Palabra de Dios se presenta en tres formas:

1) En el Hijo, como representación del Padre. 2) En la Escritura, como testimonio fehaciente de la fe cristiana. 3) En la proclamación del Evangelio.

Estas tres formas son inseparables en la realidad. La Palabra de Dios no se conoce sólo por medio de la Escritura, que es la medida que sirve para probar si la proclamación de fe es genuina o no. Como ha sido voluntad de Dios revelarse en esta forma, todo intento de llegar a él por otros medios resulta carente de interés y de contenido.

Barth fue profesor de teología reformada en Gotinga, Münster (1925-1930); Bonn (1930-1935) y Basilea (1035-1962). Siendo profesor en Bonn, se puso decididamente en contra del movimiento nazi y pasó a formar parte de la Iglesia Confesante. En 1934, cuando la oposición a Hitler produjo la Declaración de Barmen, la redacción de dicho documento se debió especialmente a la pluma de Barth. En 1935 fue expulsado de Alemania y se refugió en Basilea, donde permaneció hasta su muerte. “Se podrá seguir criticando su negación de la teología natural, su actitud ante la Escritura, la libertad humana, la doctrina de la expiación y la labor teológica de los tres últimos siglos. Pero es innegable que Karl Barth, por su importancia profética y dogmática, ocupa un lugar importante en la teología cristiana del siglo XX” (S.G.F. Brandon, Diccionario de Religiones Comparadas, “Barth”. Ediciones Cristiandad, Madrid 1975).

Las ideas más polémicas y controversiales de Barth se pueden resumir en tres:

1ª Rechazo de la analogía del ser, a favor de la analogía de la fe.

2ª La Biblia contiene la Palabra de Dios, pero no es la Palabra de Dios en sentido propio.

3ª La salvación universal de todos los seres humanos, incluido Judas, por ser Cristo el verdadero reprobado, al ser nuestro sustituto en el Calvario.

La teología de K. Barth ha tenido amplia acogida, especialmente en teólogos de la Iglesia de Roma, pero ha sido muy respondido por los escritores evangélicos que han visto en él un especie de neoliberal, tan pernicioso como los decimonónicos. En especial, el calvinista americano Cornelio Van Til orquestó una campaña contra Barth en Estados Unidos, a raíz de la visita de éste a esa gran nación, que logró su propósito de que ninguna institución evangélica le abriera las puertas.

Como alguien ha dicho, Karl Barth fue el Santo Tomás de la teología protestante, pues logró elaborar una amplia sistematización —una especie de Suma Teológica— del pensamiento de la Reforma en su globalidad. Buen conocedor de la teología luterana y calvinista, supo realizar una gran síntesis, no exenta de un talante crítico, con interesantes aportaciones nuevas que hacen que su teología sobrepase a veces las fronteras confesionales del protestantismo.

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